Hasta hace poco, Martín “Meme” Menem se mostraba como uno de los referentes de la “nueva política” austera. Al igual que Javier Milei, sorteaba su sueldo como diputado para demostrar, según decía, transparencia y compromiso con el pueblo. Sin embargo, esa puesta en escena parece haber llegado a su fin.
Desde que estalló el escándalo de presuntas coimas vinculadas a la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), el presidente de la Cámara de Diputados abandonó —sin anuncio ni explicación— una de sus acciones más promocionadas: el sorteo de su dieta.
El caso, que involucra a funcionarios cercanos al poder libertario, como Karina Milei, “Lule” Menem y el propio Meme, generó un fuerte cimbronazo político y judicial. En particular, los audios del exdirector del organismo, Diego Spagnuolo, apuntan a un esquema de retornos del 8% en contratos con laboratorios, y mencionan a figuras clave del oficialismo.
En este contexto, la interrupción del sorteo no pasó desapercibida. En los pasillos del Congreso, algunos especulan con que ya no hay caja para sostener el show, mientras otros ven la decisión como parte de una estrategia para bajar el perfil en medio del escándalo.
Lo cierto es que el gesto que alguna vez funcionó como símbolo de desprendimiento hoy resulta difícil de sostener. Y en el propio bloque oficialista, entre murmullos y risas, resumen el clima con una frase elocuente: “Sin caja, no hay sorteo”.
