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El escándalo radial que hizo estallar a Grinbank: el llamado furioso a Pergolini por una mentira que sacudió al país

La escena todavía estremece a quienes vivieron la radio de los 80 como un ritual sagrado. Una broma, una voz al aire y un país entero convencido de una tragedia que nunca ocurrió. Y del otro lado del teléfono, Daniel Grinbank, fuera de sí, lanzando una pregunta cargada de furia que quedó grabada para siempre: “¿Pero qué te pasa?”.

Todo volvió a la superficie en Otro día perdido (El Trece), cuando Mario Pergolini y el histórico creador de la Rock & Pop se miraron y, sin decir demasiado, desataron una catarata de recuerdos tan explosivos como inolvidables. El set dejó de ser un estudio de TV para transformarse en un campo de batalla de anécdotas, complicidades y viejas heridas.

Fue Pergolini quien desempolvó el episodio más delirante —y peligroso— de aquellos años sin internet, cuando la radio era palabra santa. “Me gritó dos veces en toda su vida. Fue mi jefe. Y la única vez que me acuerdo fue cuando mentí que se había muerto Phil Collins”, disparó sin anestesia. La bomba estaba lanzada.

El conductor recordó el contexto: una sucesión de muertes reales, un comentario al aire y la chispa perfecta para el caos. “Dije ‘murió Phil Collins, vamos a ampliar’. Cerramos el micrófono y les propuse aguantar la mentira lo más posible. A los minutos, todos los medios estaban dando la noticia”, relató mientras en el estudio se mezclaban risas nerviosas y asombro.

El desenlace no tardó. El teléfono sonó. Era Grinbank. Y no llamó para reírse. “¿Pero qué mierda te pasa?”, recordó Pergolini, imitando el tono de un productor que veía cómo una travesura radial se convertía en un escándalo internacional.

Grinbank, ya más lejos de la furia, explicó por qué aquello fue dinamita pura: “No había forma de chequear nada. Hoy entrás a un portal y lo ves. En esa época, la radio tenía un poder absoluto. Se armó un quilombo”. Y no exageraba.

Tras la anécdota que cruzó límites, la charla viró hacia la mística de Rock & Pop, esa fábrica de rebeldía que marcó generaciones. Grinbank se quitó méritos, pero dejó una definición que explica todo: “Éramos una familia. Un grupo humano con mucho rock and roll”. Un entramado de talentos que explotó en su mejor momento.

La emoción terminó de estallar cuando Pergolini, sin cinismo ni coraza, le habló directo a los ojos: “Vos a mí me cambiaste la vida. A mí y a mucha gente”. Una confesión que desnudó que detrás del escándalo, los gritos y las bromas peligrosas, había algo más fuerte: una época irrepetible.

El cierre fue casi una advertencia. Grinbank lo dijo sin nostalgia pero con verdad cruda: “Si hoy existiera ese proyecto, no sería lo mismo”. Porque las leyendas, como las mentiras dichas al aire, solo funcionan en su tiempo. Y la Rock & Pop fue tan poderosa que, con una sola frase, pudo convencer al país de que Phil Collins había muerto… y hacer estallar de furia a su propio creador.

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